(Parte I)
En los últimos tiempos, y gracias a la divulgación de las técnicas de medición, el sector tiende hacia el perfecto ajuste y optimización de los sistemas de sonido, no solo a nivel de respuesta o ecualización, sino también en términos de directividad. Se busca cubrir únicamente el área de audiencia sin “manchar” aquellas zonas donde no existe oyente, evitando así reflexiones problemáticas y aprovechando al máximo la energía emitida.
Dentro de un sistema de sonido, los denominados subgraves son los subsistemas que se encargan de la reproducción de las frecuencias más bajas. Una de las principales características de estas frecuencias es que se radian siempre de forma omnidireccional; es decir, la energía emitida se reparte prácticamente por igual hacia todas las direcciones.
Con la interacción de algunas unidades de subgraves es relativamente sencillo conseguir controlar la dispersión de estas frecuencias. Al menos en cierta manera. Esto reporta numerosos beneficios, ya que al conseguir patrones de dispersión cardioides evitamos enviar energía de baja frecuencia hacia la parte trasera de la PA, aportando una extraordinaria limpieza a la zona del escenario donde conviven músicos con los sistemas de sonido destinados a su monitorización. Esto resuelve muchos problemas clásicos en escenario, donde al técnico de monitores se le complicaba el control de estas frecuencias bajas.

Otra de las aplicaciones clásicas de los sistemas cardioides es cuando existe un o cerramiento o pared en la parte trasera del sistema de sonido. Reduciendo el nivel de las bajas frecuencias emitidas hacia detrás se consigue eliminar reflexiones que pueden provocar importantes sumas y/o cancelaciones descontroladas. Además, en instalaciones fijas con problemas de aislamiento, el hecho de no enviar energía hacia estas paredes permite no excitarlas y por tanto evitar los problemas de transmisión por ruido aéreo.
En esta sucesión de publicaciones explicaremos algunas de las tipologías básicas que existen para el control de las bajas frecuencias, como aplicarlas y sus principales peculiaridades.
Arreglo tipo END FIRED
Para realizar esta configuración deberemos disponer de un número par de unidades de baja frecuencia, además de dos canales de procesado y amplificación independiente. Desde el punto de vista de fuente puntual, la cuestión es realizar una línea con dos unidades de subgrave colocadas una detrás de la otra, orientadas hacia el área de audiencia.

Esta configuración se basa en mantener la suma de las dos unidades en la parte delantera, prácticamente como la tendríamos si colocásemos las unidades de subgraves sin arreglo cardioide. Quizá exista algo menos de suma (¡un par de dBs quizá!), pero, sin duda, se mantiene la relación espectral, no afectando al timbre del sistema en el área de audiencia.
La diferencia viene en que en la parte trasera existe una única frecuencia de resta máxima y el resto se comporta como un filtro peine, reduciendo considerablemente la energía en la parte trasera, pero con diferencias entre las distintas frecuencias de la banda a reproducir.

Se calcula de la siguiente forma:

Donde c es la velocidad del sonido (metros/segundo)


Esta configuración, pese a no tener resta completa detrás, genera un filtro peine en las frecuencias emitidas hacia detrás y alrededores que, en la práctica, se traduce en una reducción considerable de la energía de baja frecuencia en la zona trasera. Muy recomendada si lo que se pretende es realizar un cardioide que no afecte para nada en la parte delantera que se emite a la zona de audiencia.
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